Mi Marido Me Creó Un Nuevo Horario Para “Ser Mejor Esposa” – Yo Le Di Una Buena Lección Como Respuesta

Me quedé impactada cuando mi marido, Jake, me entregó un horario para ayudarme a “ser mejor esposa”. Pero en lugar de estallar, le seguí el juego. Él no sabía que estaba a punto de darle una lección que le haría replantearse su nuevo enfoque del matrimonio. Siempre me he enorgullecido de ser la sensata en nuestro matrimonio. Jake, bendito sea, podía dejarse llevar por las cosas con bastante facilidad, ya fuera una nueva afición o un vídeo cualquiera de YouTube que prometía cambiar su vida en tres sencillos pasos.

Pero éramos una sólida pareja hasta que Jake conoció a Steve. Steve era el tipo de hombre que pensaba que tener una opinión fuerte le daba la razón, el tipo de hombre que habla por encima de ti cuando intentas corregirle. También era un tipo perpetuamente soltero (¿quién lo diría?), que dispensaba amablemente consejos sobre relaciones a todos sus colegas casados, Jake incluido. Debí haber sabido que mi querido marido estaba encantado con la confianza de Steve.

“Steve dice que las relaciones funcionan mejor cuando la mujer se encarga de la casa”, decía. O “Steve cree que es importante que las mujeres estén guapas para sus maridos, lleven el tiempo que lleven casadas”.

Yo ponía los ojos en blanco y le contestaba con algún comentario sarcástico, pero se me estaba metiendo en la piel. Jake estaba cambiando. Arqueaba las cejas si pedía comida para llevar en vez de cocinar, y suspiraba cuando dejaba que la colada se amontonara porque, Dios me libre, tenía mi propio trabajo a tiempo completo.Me sentó a la mesa de la cocina, desplegó un papel y me lo pasó.

“He estado pensando”, empezó, con un tono de voz condescendiente que no le había oído antes. “Eres una gran esposa, Lisa. Pero puedes mejorar”. Levanté las cejas. “¿Ah, sí?”. Asintió, ajeno a la zona de peligro en la que estaba entrando. “Sí. Steve me ayudó a darme cuenta de que nuestro matrimonio podría ser aún mejor si tú, ya sabes, dieras un paso adelante”.Me quedé mirando el papel que tenía delante. Era un horario… y había escrito “La rutina semanal de Lisa para convertirse en una mejor esposa” en negrita en la parte superior.

Aquel tipo se había sentado a planificar toda mi semana basándose en lo que Steve -un soltero sin experiencia en relaciones- pensaba que yo debía hacer para “mejorar” como esposa. Debía levantarme a las 5 de la mañana todos los días para prepararle a Jake un desayuno gourmet. Luego iría al gimnasio una hora para “mantenerme en forma”.

¿Y después? Una deliciosa serie de tareas: limpieza, colada, plancha. Y eso era todo antes de irme a trabajar. Se suponía que todas las noches tenía que preparar una comida y unos bocadillos elegantes para Jake y sus amigos cuando venían a pasar el rato a nuestra casa. Todo aquello era sexista e insultante a tantos niveles que no sabía ni por dónde empezar. Acabé mirándole fijamente, preguntándome si mi esposo había perdido la cabeza.

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