Después de 14 años, Peter me dijo que yo estaba “demasiado cansada, demasiado aburrida”. Y luego nos dejó a mí y a nuestros cuatro hijos por una colega.Un año después, cuando por fin me estaba recuperando, apareció en mi puerta con un ramo de flores barato y una petición que lo cambió todo.
Durante 14 años, lo di todo por nuestra familia.

Hice malabarismos con cuatro niños, preparé innumerables almuerzos, gestioné citas con el dentista que parecían no acabar nunca y fregué más puré de zanahorias de los asientos de los coches de los que puedo recordar.
Estaba tan ocupada cuidando de los demás que apenas me di cuenta de que el hombre con el que compartía la cama se había convertido en un extraño.
Entonces llegó el mensaje de texto que me destrozó.

Estaba ocupada lavando la ropa cuando sonó mi teléfono.
El teléfono se me cayó de los dedos al leer el mensaje y aterrizó sobre las toallas dobladas. Mi mundo se estrechó en torno a las palabras de la pantalla.
“No puedo seguir con esto. Lo siento”, había enviado Peter. “Estás demasiado cansada. Demasiado aburrida. Es demasiado. Necesito más de la vida”.

Pero Peter no sólo abandonó un matrimonio.
Abandonó el recital de danza de nuestra hija Emma, que había ensayado durante meses. Abandonó cuatro vidas jóvenes que dependían de él.
Y entonces llegaron las publicaciones de Instagram sobre su nueva vida, y todo cobró sentido.

Allí estaban: Peter y Elise, su colega de labios rojos que no tenía hijos, compromisos ni personas a las que cuidar, sólo libertad. Estaban en un bar en la azotea, chocando copas, con el brazo de él alrededor de la cintura de ella.
El pie de foto decía: “Empezando de cero”. La publicación tenía 322 me gusta.