Una niña se sintió angustiada al ver a su madre llorando tras descubrir que su padre las había abandonado por una mujer más joven. Ella prometió trabajar duro para algún día demostrar que él nunca había sido necesario en sus vidas.
Después de volver a casa de la escuela, Mia, de doce años, descubrió a su madre llorando en la sala de estar. “Mamá, ¿qué pasa? ¿Dónde está papá?”, preguntó, corriendo al lado de la afligida mujer.
“Tu papá nos dejó”, sollozó su mamá, Lindy. “¡Nos dejó por otra mujer, su secretaria!”, gritó.
Mia no podía asimilar la gravedad de la situación, así que simplemente se sentó con su mamá y la consoló.

“Lo siento, mamá”, dijo, acariciando su espalda. “Estoy aquí. Nunca te dejaré”, prometió Mia. “Trabajaré duro para que podamos demostrarle a papá que no lo necesitamos. Te lo prometo, mamá. Nos tenemos la una a la otra, y eso es suficiente”.
A través de los años, Lindy encontró la fuerza y la voluntad para seguir adelante y mejorar, gracias a Mia. Ella era la razón principal por la que continuaba esforzándose y por la que eligió superar todos los desafíos que se les presentaban.
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Cuando Mia se graduó de la escuela secundaria, sus maestros le dijeron que tenía talento para las matemáticas. Lindy estaba extremadamente orgullosa de ella por eso, y aunque odiaba admitirlo, sabía que su hija se parecía a su padre.
Él era un hombre de negocios brillante, y eso era algo que ella no podía negar. Lindy trabajaba en dos empleos para que Mia pudiera ir a la universidad.

Aunque su hija tenía una beca académica, no era suficiente para cubrir toda su matrícula en una prestigiosa universidad de la ciudad.
“Mamá, iré a una universidad pública”, le dijo Mia a su mamá tras verla exhausta después del trabajo un día. “Lo prometo, realmente no me importa”, insistió.
Lindy se negó. “No”, le dijo a su hija. “Estás destinada a la grandeza y recibirás la mejor educación en una de las mejores universidades. Mereces estar allí. No te preocupes por mí”, sonrió. “Tengo todo bajo control”.
Es cierto que Mia se destacaba en la universidad en la que se había inscrito y siempre era la representante de su clase en varias competencias de matemáticas. Un día, fue seleccionada como una de las representantes de la Olimpiada de Matemáticas de nivel universitario.