Cuando una niña vio que su vecina tenía un aro de baloncesto en la entrada de su casa, tenía muchas ganas de usarlo. Así que escribió una bonita nota pidiendo permiso. La vecina respondió de la forma más amable posible y nos hace sentir muy bien por dentro.
En su carta, Emma mencionó que había intentado preguntarle cara a cara varias veces, pero que no lo había logrado. Así que adoptó una segunda actitud amable y dejó una clásica tarjeta de “marcar sí o no”. La nota de una niña a su vecina recibió una respuesta breve y dulce
“Querida vecina”, escribió en la tarjeta blanca, “mi nombre es Emma y vivo al otro lado de la calle, en 1659. ¿Te parece bien si tiro algunos tiros en tu aro de baloncesto después de la escuela alguna vez?” La vecina le permitió usar el aro con alegría y, después de marcar “sí”, le dijo a Emma que se “divierta”. ¡Este lindo intercambio puede parecer simple, pero muestra cómo los pequeños actos pueden tener un gran impacto! ¡Asegúrate de compartir esta historia para que la gente recuerde que la amabilidad es real!