Minifaldas, edad y juicios: lo que realmente vi en el metro esa mañana

Introducción
Tengo 45 años. No llevo minifaldas desde hace tiempo, no porque no me gusten, sino porque en algún punto sentí que ya “no me correspondían”. Hoy, mientras viajaba en el metro, vi algo que me descolocó: una mujer mayor que yo, con el rostro curtido por los años, el cabello encanecido… y una minifalda floreada. Con confianza. Con presencia. Con libertad.

Y lo admito: mi primera reacción no fue de admiración, fue de juicio.

La escena
Allí estaba ella, de pie entre la multitud, con una mochila al hombro, una postura erguida, y las piernas al aire como si no tuviera nada que explicar. Mi cabeza se llenó de pensamientos: “¿Cómo puede vestirse así?” “¿No se da cuenta de su edad?” “Eso no es apropiado…”

Pero antes de que pudiera darle voz a esa opinión –incluso para decirla con un tono “amable”–, la mujer se bajó en su parada. Se fue sin saber el pequeño terremoto que provocó en mí.

¿Qué me incomodó realmente?
Después me lo pregunté sinceramente: ¿era ella quien me incomodaba… o era el reflejo de lo que yo había dejado de permitirme?

Porque si lo pienso bien… ¿qué ley escrita dice que una mujer de cierta edad no puede mostrar sus piernas? ¿Qué regla invisible nos empuja a “desaparecer” estéticamente después de los 40, 50 o 60? ¿Y desde cuándo vestir “acorde a la edad” significa vestir para no incomodar a los demás?

El verdadero mensaje de esa minifalda
La mujer que vi no era irrespetuosa. No era vulgar. No era escandalosa. Era simplemente libre. Y eso, me doy cuenta ahora, es lo que más me chocó: su libertad me confrontó con mi propio miedo a expresarme.

Su minifalda no gritaba “mírenme”. Gritaba “yo también existo”.

Conclusión: ¿es apropiado?
Tal vez la pregunta no es si es apropiado llevar minifalda después de los 50, sino por qué seguimos usando la “edad” como un argumento para limitar la expresión personal.

Hoy me arrepiento de no haberle dicho otra cosa:
“Gracias por recordarme que sigo siendo dueña de mi cuerpo, de mi estilo, y de mis decisiones.”

Y tal vez, solo tal vez… mañana me anime a sacar del armario esa minifalda que guardé hace años.

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