Últimamente, Elon Musk acapara titulares a diario. Ya sea por algo que hace con DOGE, un discurso que pronuncia, cuando intenta comprar otras grandes empresas o incluso simplemente por su proximidad al presidente Donald Trump. Musk, el hombre más rico del mundo, parece también tener la confianza del hombre más poderoso del mundo: el presidente estadounidense. En una decisión sin precedentes, Donald Trump no solo le ha permitido a Elon Musk formar DOGE (Departamento de Eficiencia Gubernamental), sino que ha decidido otorgarle más poder desde la semana pasada.
Esta decisión ha dejado un sabor amargo en muchos, incluido el mío. Musk es una figura históricamente envuelta en mucha controversia. Y algunas de sus recientes travesuras son motivo de gran preocupación.
En un evento para celebrar la ceremonia de investidura de Donald Trump, Elon Musk pronunció un discurso que acaparó titulares a nivel mundial. Y no fue el contenido del discurso en sí lo que dio que hablar, sino un gesto de Musk que causó sorpresa en todo el mundo.
Musk se llevó la mano derecha al corazón y luego levantó el mismo brazo en el aire, en lo que parecía un saludo nazi. Desde entonces, Musk ha afirmado firmemente que esa no era su intención. Publicó en su plataforma, X, lo siguiente: “Francamente, necesitan mejores trucos sucios. El ataque de ‘todos son Hitler’ está muy cansado”.
Pero, sinceramente, no todos se creyeron su explicación. El hecho de que pudiera pasar por alto este incidente como si nada y de hecho intentara culpar a quienes estaban preocupados fue asombroso. Un hombre con tanto poder e influencia sobre el mundo en este momento no debería tener una actitud tan indiferente ante la comparación de sus acciones con las de un nazi.
Pero esta no es la primera vez que Musk se ve envuelto en controversias, y conociendo su ansia de atención, probablemente no será la última. Antes de que la situación se politizara tanto para Musk, solía ser noticia por su vida personal.
Su hija trans, Vivian Jenna Wilson, declaró públicamente el año pasado que su padre era un padre ausente y cruel con ella por ser queer y femenina cuando era niña.
Musk había declarado que lo habían engañado para que autorizara la atención médica de afirmación de género para ella cuando tenía 16 años. Para él, dijo, ella estaba figurativamente “muerta”, algo horrible que decir sobre su hija ante una audiencia pública de millones de personas.
Ahora, con 21 años, Vivian no se rendirá sin luchar y, en una entrevista, afirmó que Musk mentía, ya que, si bien había dudado, comprendía perfectamente los procedimientos médicos relacionados con personas trans que estaba autorizando para ella como su padre. “Creo que él daba por sentado que no iba a decir nada y que simplemente dejaría pasar esto sin cuestionarlo. Lo cual no voy a hacer, porque si van a mentir sobre mí, descaradamente ante una audiencia de millones de personas, no voy a dejarlo pasar”, dijo.